Daniel Pascual es un luchador que no se cansa. Una bestia imparable e insaciable, siempre con su cara de indiferencia que tanto desconcierta a los rivales. Y su inteligencia en el ring es un espectáculo: se mantiene a la espera, aguarda sin mostrar ningún tipo de sentimiento, sin dar ni una pista de su próximo movimiento. Se estudia a los rivales, pelea de una forma u otra dependiendo de contra quién lo haga (y eso es algo extremadamente difícil, más a estos niveles).